viernes, 28 de noviembre de 2008

El aperitivo calamar

Hay dos formas de celebrar algo en el dojo: normalmente nos vamos a un izakaya cercano a cenar, pero si la cosa va con alguien importante, como la boda de algún profesor o la despedida del embajador de Brasil, entonces se compran cervezas y aperitivos y nos sentamos allí en el mismo suelo donde un poco antes estábamos pegando patadas, y nos tiramos un rato largo comiendo, bebiendo y hablando.

En estas, las del tipo 2, siempre me ha llamado la atención que la mayor parte de los aperitivos que compran son calamares resecados que se comen así como a tiras. A mi al principio me daban un poco de repelús y pude ver que a cualquier extranjero también, pero me he acabado acostumbrando y les he pillado el truco.

Esto que os enseño ahora son trozos de calamar reseco que te venden al lado de los pistachos para que lo abras y te los comas tal cual:


Patatas fritas, frutos secos y trozos de calamar reseco para mascar

Este en cuestión no es el que suelen comprar en el dojo, éste sabía un poco como a vinagre



jueves, 27 de noviembre de 2008

Mensaje desde la web

Nos acaba de llegar esto de una chica que ha comprado una kurosuwado y una kotoba:

Acabo de recibir las Ikucami.. y tengo que decir que la relacción calidad precio no me parece justa y esto lo digo con conocimiento de causa por que he trabajado en una serigrafia confeccionando camisetas y las vuestras son de las más baratitas y 18 € la verdad es un TIMO. Pero bueno eso puede pasar una vez, dos os aseguro que no. Tambien es culpa mia por comprar por internet que lo pintán todo muy bonito pero como no lo ves ni lo tocas...En fín, que me resigno pero no por ello voy a dejar de decirlo.

Es la primera vez que recibimos una queja sobre una camiseta, así que nos hemos quedado preocupados. Todos los que tengáis una camiseta de Ikusuki... ¿Estáis de acuerdo con lo que dice? ¿Os parece que las camisetas son de mala calidad?.

Por favor, sed sinceros.

Cada uno de los diseños que hemos sacado tiene una prenda distinta, elegimos siempre la que nos parece más adecuada para cada uno de entre todas las que hay disponibles. Está perfectamente claro que no podemos gustar a todo el mundo, ni siquiera lo pretendemos, pero si que nos hemos preocupado porque las prendas sean de mejor calidad que otras marcas que nos hemos encontrado por ahí. Si alguien que tiene tanta experiencia manejando camisetas nos dice que esta en concreto es de mala calidad, entonces nos aseguraremos de revisarlo si reimprimimos ese modelo.

Sentimos que esta persona se haya llevado un mal trago por nosotros, y ya estamos buscando la forma de devolverle el dinero. Si hay algo que nunca hemos pretendido, de ninguna de las maneras, es timar a nadie.

Ni falta que nos hace.




Anda mira!


Si hay gente ahí en la pared que salen de un coche!


Un perro en monopatín y la tía que me ha pillao sacando la foto! glup!

Un disfraz de rena!

No hay ni Blas!

Un panda embelesao con los farolacos!!

El panda se ha zampao al gato sin boca!!! yatta!!!


Y aquí se lo ha zampao Godzilla!!! a ver si no le vemos más!!

Un restaurante que se llama Kura!! bendecirán el café?

Un tren con pantallaca ahí delante!! ¿pondrá "que voy, que voy!!"?

El perro de Héroes!, dale un boli que te pinta el futuro en un guau!

Un cartel del maratón de Tokyo!! Nos apuntamos? que no?, vale!

Pues si, total tampoco nos apuntamos al de este año y no pasó nada...





miércoles, 26 de noviembre de 2008

El político maravillas

Hoy creo que voy a ir a la oficina, que aunque puedo trabajar desde casa, llevo aquí encerrado bastantes días y me apetece salir y cambiar de aires. Ya no tengo fiebre, ni fiebruca o febrícula o como sea que la habéis llamado vosotros, así que creo que estaré bien.

¡¡ Muchas gracias por los ánimos,
sois mejor que una abuela !!


Vamos al lío: ¿os acordáis de que en época de elecciones saqué fotos a los carteles que pusieron en mi barrio? ¿Y os acordáis del último que saqué ahí?, bueno, os lo vuelvo a poner aquí para que hagáis memoria:

¡Ole qué gañanazo!


Pues es que resulta que el rascayú este suele estar en Shibuya montando algún circo, y la casualidad quiso que yo tuviese la cámara el otro día:



¿Ein? ¿ein? ¿cómo os habéis quedao? ¿os imagináis que a todos les da por lo mismo? anda que no iba a molar ir a ver mítines!!



martes, 25 de noviembre de 2008

El día después

"Es la primera vez que me ponen suero" le decía a la enfermera mientras ella contestaba "hai hai" y me acariciaba el pelo. Entonces supe que la cosa no iba muy bien.

Pero dejadme que os cuente la historia desde el principio: en el verano del 2001 estábamos Bea y yo viviendo en Nakano, a más o menos cuarenta minutos de donde vivo yo ahora y a unos cinco de Shinjuku. Hacía un par de días que tenía una tos que cada vez sonaba peor, pero aquél viernes en la oficina noté que tenía fiebre. Yo tengo mis teorías sobre mi mismo, que nadie se toma en serio pero que yo sé que son verdad, así que me da igual. Como la de que ya no me duele la cabeza de vez en cuando porque he dejado de beber café, o que ya no me duele el estómago porque he dejado de beber leche. No se si tendrán su base científica o no, pero a mi me funcionan y ya procuro no contarlas porque nadie se las cree y todo el mundo me vacila. En fin, seguro que a Edison le cayeron unas cuantas cuando contó de la bombilla esa.

Bueno, pues ese viernes que estaba delante del ordenador decidí levantarme y le dije a Natsuyo que tenía fiebre y que me iba a casa. Ella no dijo nada, aún sin ver termómetro alguno, pero bastante raro era el gaijin spanish este que le habían puesto al lado como para preguntar. Mi teoría se confirmó con el que compré en el combini, y esa misma tarde Takeshi, mi jefe, me acompañó al médico que decía que lo que tenía era una infección de garganta y que por eso tenía fiebre, que nada, que unas pastillacas y a dormir el fin de semana.

El caso es que era ya martes y la fiebre estaba más alta que nunca, con tiritonas y, según Bea, hasta delirios de los que yo no me acuerdo. Ahora que si me acordase tampoco serían delirios, digo yo... por lo visto le hablaba a mi madre y toda la pesca. Yo me moría de frío aún sudando, no era capaz de comer nada, pero esto era en pleno verano y Bea se asaba porque no le dejaba poner el aire acondicionado, aunque lo ponía a veces porque si no la que se iba a morir iba a ser ella, pero asada.

Así que nos fuimos al hospital de Nakano, directamente, y allí lo primero que hicieron fue ponerme suero. Y recuerdo especialmente ese momento, el de decirle a la enfermera, una señora japonesa de unos cincuenta y pico años, que nunca me habían puesto suero y ella me decía que si que si, que vale. La cosa es que yo hablaba en castellano, como si me fuese a entender, y ella me acariciaba el pelo dándome la razón y, con ella, la impresión de que estaba yo mucho peor de lo que pensaba, que ya era bastante.

Recuerdo estar sentado en una sala de espera, agarrando el chisme ese que sujeta el suero con mi mano derecha, como en las películas. Había un tío al lado mío que estaba peor que yo, o eso quería yo creer, que me hablaba en italiano y al que yo no entendía ni pepperoni. Me acuerdo de querer ir al baño, levantarme, andar dos o tres pasos y caerme al suelo mareado. Creo recordar que me sacaron sangre, aunque esto no lo tengo nada claro, y que Bea dice que me salvó la vida cuando se acabó el suero y cerró el gotero ese porque si no entraba aire en la vena o no se qué (gracias Bea, por si acaso).

El caso es que al de un par de días me empezaron a salir granos, y entonces fuimos otra vez al hospital y el espabilado del médico me diagnóstico "measles" que a mi me daba igual lo que significase, pero que por favor, que me curase. Y me dio más medicinas, ni se cuantas, creo que en cada toma me metía unas cinco pastillas de distintos colores: la de la fiebre, la que protegía el estómago, la que me protegía de mi mismo... vete tu a saber. Y cuando llegué y leí en el diccionario que tenía sarampión, ya es cuando me quedé flipao. Mi madre por fin dudó en que lo hubiese pasado de pequeño, que ya estaba claro que no, y fue extrañísimo ver mi cuerpo serrano de casi 25 años lleno de granos.

Bea me trajo una casita como de bricolaje, de esas que te vienen todo palitos y los tienes que ir pegando hasta montarla entera. Me salió un experimento bastante curioso, aunque estoy seguro que sin fiebre hubiese quedado igual de mal... aunque es la excusa que puse. Y entre pegar y despegar, por fin se me quitaron la fiebre, los granos y tenía hasta hambre, aunque tengo que reconocer que de vez en cuando sigo delirando en voz alta, no os asustéis, si eso decidme "hai hai" y acariciadme el pelo, que se me pasarán.

Así que llegó el lunes, pero yo decidí que no iba a ir a la oficina, sino que me escaqueaba y me fui a dar una vuelta por Shinjuku. Iba con una sonrisa en la boca, porque las había pasado muy chungas las dos semanas anteriores, y de verdad que era muy feliz de poder salir a la calle otra vez. Andaba muy rápido, como queriendo ver todo antes, adelanté a unos extranjeros y cuando les llevaba un par de metros de ventaja me pareció oirles hablar en castellano. Frené un poco, dejando que me alcanzasen, y entonces uno me habló:

- Excuse me, do you know how to go to the metropolitan building? (acentazo)
- ¿Vosotros de donde sois chatos?
- Coño!!, de España
- Jaja, yo también, anda que no se os nota. Yo soy de Zalla, un pueblo de cerca de Bilbao
- Jodé, nosotros somos de Bilbao también!! Y de Zalla conocemos a Fernando Caldera, ¿le conoces?
- Claro que le conozco, fuimos al instituto juntos, que juega super bien al tenis
- Si si, jodé que casualidad! pues es que te hemos visto que llevabas una bolsa, y hemos pensado "este tío controla de aquí, que ya se atreve a hacer compras y todo"
- Jajaja, pues llevo unos cinco meses viviendo. Mira, estamos super cerca del edificio al que queréis subir, os acompaño a la entrada. Con el día que hace hoy, igual hasta podéis ver el Fuji y todo.

Después nos despedimos, y muchos meses después me encontré con Fernando en un bar en Zalla y le conté la anécdota. Curiosamente uno de los chicos estaba esa noche allí y aunque no me acordaba de su cara, nos estuvimos echando unas risas acordándonos de todo el lío, pobres, tuvieron que aguantar la aventura del abuelo cebolleta y su sarampión en Tokyo.

Todo esto viene a que desde el viernes he estado albardado en el futón con fiebre, pasando una gripe asquerosísima. Llevo cuatro días mareado, sin ganas de comer, tosiendo... en fin, para qué entrar en detalles. Y hoy me he levantado fresco, curado, así que he decidido que tampoco voy a la oficina y me voy a ir en un rato a Shibuya a dar una vuelta y a disfrutar de este día tan bonito que ha salido. Y si hoy también me encuentro a algún paisano, entonces ya podéis iros preparando, porque publicaré el libro con mis teorías que revolucionarán al mundo.

No tengo claro si esto es fiebre o no, pero yo me encuentro mucho mejor. Así que hasta luego!


Fernando, donde quiera que estés, un abrazo enorme.




Presentación de los países...

...que se juntaron para la celebración del aniversario de la federación de Karate, para que veáis que no me lo invento:



sábado, 22 de noviembre de 2008

Si yo fuera tu....









jueves, 20 de noviembre de 2008

El otro ratillo en Asakusa

Anda que no dio de sí esa tarde!!

















De amigos y tomodachis

Parece que fue el mes pasado cuando nuestro jefe nos anunció que íbamos a tener un nuevo compañero para el departamento de ventas. Decía que era enorme, pero la verdad es que no supimos cuanto hasta que le vimos.

Ese día apareció un tío de más de metro ochenta, y bastante más de ochenta kilos metidos en un traje en el que cabrían cuatro como yo en cada pernera.

Poco tardó en perder la timidez propia del que entra una empresa nueva, y al de nada ya estaba usando esa carcajada suya que nos contagiaba haciéndonos reir sin saber muy bien de qué.

Su japonés al teléfono, o en reuniones de trabajo, sonaba muy serio, muy formal, tanto que parecía una persona totalmente distinta. Es como si tuviese dos caras que ofrecer: la de hombre de negocios, más japonés que nadie con sus reverencias, su keigo, sus tarjetas y sus retahílas interminables al empezar y acabar las conversaciones. Y la otra, la del Akira bromista, campechano que siempre pide lo que más frito esté en el restaurante, ración grande por aquello de mantener la curva, y que nunca descansa en su empeño por buscarme novia importando bien poco lo que yo opine.

De esto hace, madre mía, más de un año y medio. En todo ese tiempo hemos compartido problemas, discutido, preparado reuniones importantes hasta tarde mano a mano en la oficina, y otras no tan importantes de camino al cliente en el tren. Me ha enseñado japonés, a veces del bueno, del útil y otras veces barbaridades sin yo saberlo hasta que lo he utilizado. Me ha contado detalles sobre la cultura japonesa, algunas yo creo que inventadas, y hasta fui a su boda en Yokohama.

Así que nos hemos hecho amigos, creo que es uno de los pocos de por aquí que son de verdad aunque esto el tiempo me lo dirá, como me lo está diciendo ahora de otros que también lo parecían.

Pues resulta que se va, que deja el trabajo... si yo tenía muy pocas razones para seguir yendo a la oficina, ahora la verdad es que tengo una menos. Y es una razón muy grande... grande en todos los sentidos. Esta misma tarde, dentro de dos horas y media, tenemos la despedida, la "oficial" con todos los de la empresa, por supuesto con "tabehodai" la barra libre de comida. Pero nosotros ya tenemos preparada la nuestra, donde nos reiremos y nos lo pasaremos también bien, aunque será más de verdad.

Casi siempre que he quedado con alguien después del trabajo, le he invitado y ha venido encantado. Y esto mismo pasó cuando quedamos para cenar en Shibuya con Neki , Andrés y sus amigos y Txaritxu que también se apuntó.... es de los pocos videos que tengo donde sale él, pero no puede ser más significativo de todas esas veces que me acompañó.




Un desfile en Asakusa

El mismo día que estuve en Shibamata, me dio por pasar por Asakusa a ver si encontraba alguna tienda que vendiesen matcha, y mira tu por donde que había allí una liada del copón de la baraja!. Era el día de la cultura, vamos, un lunes que era fiesta, y lo celebraron con un pedazo de desfile. Había muchísima, pero muchísima gente así que aunque saqué un montón de fotos, en la mayoría salen cabezones, vamos, que entendí perfectamente a Los no me pises que llevo chanclas cuando decían lo de que "yo no se si era verdad o es que aquello era un disfraz, pero tenía cabeza para dar y regalar!!"

En fin, yo he hecho una selección de las que han quedao más o menos bien para que os hagáis una idea de como fue el asunto:












Nota: hay una geisha que es un geisho, a ver si lo encontráis al gachó!

martes, 18 de noviembre de 2008

Shibamata

Esto que suena a Dexter cabreao, que "si-vá-mata", es un barriaco de Tokyo en el que estuve un día así de casualidad, y que fue chulo chulo. Pero primero tenéis que entender qué significa la palabreja "Shitamachi" que Ikusuki os lo explica fácil, como lo haría la vecina.

El Shitamachi este es la forma que tienen de llamar aquí a lo que antes eran los barrios del pueblo llano, vamos, del populacho donde estaba toda la vidilla interesante de las ciudades: tiendas, kabuki, el teatro tradicional, mercados... quicir, el intringulis chulo del lugar, como si fuese nuestro casco viejo. Y esto viene a cuento porque Shibamata, el sitio este que os vengo a contar, es un ejemplo del copón para entender de qué estamos hablando.

Uno sale de la estación y el shitamachimamiento ya se ve viendo desde el principio: todo casitas bajas, nada de edificios rascatronchos de esos, y ¡oh sorpresa! hay una estatua de un maromo ahí puesta a la que todo el mundo saca fotos. Se trata, ni más ni menos que de Torajiro Kuruma, que le conocen como "Tora san" y que era un actor super famoso del Japón de los años 70 que vivía aquí. Hay hasta un museo en su memoria, pero la verdad es que yo no entré porque a este hombre no le conocía y me daba perezaca.

Me acaban de dejar un comentario en el blog de El Correo, que me dicen esto:
"perdona que te corrija, Torajiro Kuruma era el personaje que, eso sí, nació y se crió en Shibamata, Katsushika, Tokyo como siempre dice en las películas.
El actor es Kiyoshi Atsumi actuó en las 48 películas realizadas del personaje Tora-san.
". Así que ahí queda. (gracias Héctor!).

Yo había visto fotos de él antes de ir, y la verdad es que la estatua se le parece mucho. No como esas de los museos de cera que son horribles!

Anda que no estaban orgullosos aquí de Tora. ¿Pasará lo mismo cuando vuelva a Zalla? ¿estará mi cara puesta en la plaza del pueblo? jajaja, ni falta que hace!


Es un sitio pequeño: una calle rodeada de tiendas que lleva al templo Taishakuten que es más cuco que ni se. Lo bueno es que no hay tantísima gente como suele haber en lugares como Asakusa y así, con lo que me di un paseo bien chulo tomándome mi tiempo para otear las tienduquis sin empujones ni empujonas.

Así que pongámonos el sombrero, y tiremos para delante, que la cosa promete

La casa más alta tiene dos pisos en esta calle, es genial

En esa tienda vendían desde sombreros de Tora san, hasta figuras de cacas que brillaban en la oscuridad... las llamaré las cacabrillos!

Eso por no hablar de cómo olía el ramen que hacían aquí los maeses rameros


Y como final perfecto del paseito, aparece el templo que es muy muy, pero que muy cuco:

Aparece casi por sorpresa al doblar una esquinilla de la calle, puertacaaaa

Había unas chiquitas vestidas super guapas y todos sacándoles fotos, más guapas que ni sé

Incienso incienso, curamé, curamé que estoy muy mal de lo mío

A la pobre señora la seguí por todo el templo sacándole fotos...

Y eso que el día estuvo más bien furero, pero mira, me alegró la mañana la excursión

Me senté en una piedrilla y ahí estuve como media hora mirando a la gente, aisss (póngase un suspiro aquí)

Y esto es lo que hay... un sitio perfecto para alejarse de lo típicamente turístico y sentir un poco lo que era el Tokyo de los años catapún. Si queréis venir, tenéis que ir primero hasta Asakusa, coger la línea Oshiage Keisei hasta la estación Takasago y ahí cambiar a la línea Kanamachi Keisei hasta Shibamata. O si hace buen día, lo suyo es bajarse en Ueno y darse un paseo por al lado del río, que se tarda unos 20 minutos.