martes, 10 de febrero de 2009

Susurros

Mientras en la agencia me buscaban un piso que quedase cerca de la oficina, yo me estuve hospedando en un Weekly Mansion en Gotanda. Durante dos semanas viví en una habitación pequeñísima con baño y minicocina. Se podría decir que es como un hotel pero sin ningún servicio: es decir, tu duermes allí el tiempo que te hospedes, pero no te va a venir nadie a limpiar la habitación o hacerte la cama, y tampoco te dan de comer. Es más barato, claro está.

El caso es que todas las noches cuando volvía andando de la oficina pasaba por una calle llena de personas puestas aquí y allá que no dejaban de otear a la gente. Había hombres con traje, pelos imposibles, gafas de sol a pesar de ser de noche y un pinganillo de esos que les hacía parecer tipos duros aunque muchos no aparentaban más allá de la veintena.

Y todas las noches alguna chica me seguía durante unos pasos y me ofrecía darme un masaje, o incluso sexo directamente bajo la atenta mirada de los hombres de traje que estaba claro que tenían algo que ver aunque pretendiesen lo contrario.

Yo apretaba el paso, negaba con la cabeza y me iba a mi habitación sin poder evitar pensar en qué estaría pasando en las habitaciones de al lado.


Durante tres noches seguidas uno de los entrajetados me ofreció sexo con "cute girls" en un local que, por lo visto, quedaba muy cerca. Y siempre le decía que no. La última noche insistió mucho, muchísimo, y nervioso por la situación le acabé medio gritando que yo me hospedaba allí y que me dejase de preguntar todas las noches ya de una vez porque no me iba a ir con él a ningún lado. El entrajetado se puso muy serio y se fue, y dio resultado porque los siguientes días cuando me veía simplemente me ignoraba.

Hace mucho tiempo ya de aquello, pero siempre que paso por la estación de Gotanda, que no me queda más remedio porque es donde hago transbordo a mi línea, me acuerdo de lo fácil y rápido que aprendí dónde estaba la zona por la que convenía no pasear cuando el sol se metía a dormir.


Pero no hay que ir hasta aquella calle para darse cuenta de que algo raro pasa. En la salida de la estación se ven a los mismos hombres entrajetados que observan pacientes a los que pasamos. Y cuando ven a una chica guapa, jóven, se acercan y le susurran. Ellas, como hacía yo, aprietan el paso y niegan con la cabeza, pero ellos insisten. Hasta las agarran del brazo y las hacen pararse por un momento a escuchar sus susurros, pero ellas siempre se zafan y se van, incluso corren.

Ellos ríen. Y vuelven a sus teléfonos móviles, y a su puesto de vigilancia, y prepararán mentalmente cómo susurrarle a la siguiente chica que trabaje para él, que ganará mucho dinero, que le acompañe para hablar de cuánto y de lo fácil que va a ser.

A nadie parece importarle, y mucho menos a ellos que con sus susurros parecen buscar una discreción que no lo es en absoluto. Y menos porque incluso lo hacen a pleno día.

Yo me uno al resto. Y todos juntos pasamos de largo.








18 Ikucomentarios by la patilla
Kanyin dijo...

lo terrible o lo inevitable de estos asuntos es que con Uno o Una que "caiga" al dia, ellos ya aseguraron su paga, bien que mal si lo siguen haciendo es por que nunca falta quien les diga que si.

Cuanta cosa has vivido toscano, hasta parece que deverdad llevaras una vida entera por aya.

Tania dijo...

En Shibuya esto era cosa de todos los días, de noche y de día. Pero ahora el abordar a una mujer de esa forma y con esos fines está tipificado como un delito, por lo que ya no se ve. Al parecer todos los del traje negro y pelos parados se han ido hacia otras estaciones...

Anónimo dijo...

Muy chula esa primera foto.

Nunca hubiera pensado que podría ser así como dices, por un lado tanto respeto y reverencias y por el otro queriendo / ofreciendo sexo desesperadamente, algo lamentable :(

saludos

Anónimo dijo...

Ojalá hubieran muchos que como tú pasan de largo....
Besos !!

Toscano dijo...

Chatos, si os ha gustao, votadme aquí, a ver si me hago famoso y dejo de programar de una vez!

Votar en bitacoras

Gracias!

Unknown dijo...

Por muy lejos que esté de aqui, sigue siendo un sitio "civilizado" y por tanto, tanto las virtudes como los defectos de la sociedad están presentes... si es cierto que es curioso el "descaro" con el que lo hacen :\

Iñaki y Eider dijo...

Oye, qué miedito, no? No sé si habría aguantado más de dos días viviendo por allí, la verdad.

Anónimo dijo...

Tú, con un par, sí señor!
Lástima que más de una caiga viendo las facilidades de conseguir dinero... una verdadera lástima.

Anónimo dijo...

Pues con lo cagueta que soy, me moriría si un tipo de esos me agarra del brazo. Yo me pondría a correr y pararía hasta estar en mi casa... :(

Anónimo dijo...

Supongo que serán hostos xD De los host clubs no?

Anónimo dijo...

Yo desde luego que hubiera pasado de largo. Seguro que cuando susurran no se acuerdan de sus madres, malditos proxenetas :(

Jonathan ホナトアン dijo...

Que pasa,la policia no hace nada?

Eso es acoso e intimidación.

Anónimo dijo...

Menos mal que tuviste arranque para gritarle tú y dejarle claro tus intenciones de NO ir con él a ningún sitio... yo no sé si hubiera sido capaz.. Lo más probable es que hubiera echado a correr... Vaya susto!!

Cuídate.Besos.

davigi dijo...

Venga que me toca a mi el comentario bizarro XD

Seguro que de prostituto ganarias ma que programando !!


Muy bueno el post ^^

Sílvia dijo...

Se supone que cuando se te acerca una persona de estas es para ofrecerte "pasarlo bien", pero nunca había oído que se te acercasen para proponerte trabajo xDD Eso ya es un descaro en toda regla xD

¡Saludos!

Anónimo dijo...

entonces se te acercaron para ofrecerte servicios o para ofrecerte trabajo? jajaja, eso pasa en todos lados, tristemente, y pese a lo obvio que te parecio es bastante mas discreto que en el resto del mundo.

saludos

Neki dijo...

Que mal royo tener q pasar eso todos los dias. Y las chicas que son acosadas para q trabajen no lo pasaran mejor. La mierda esta en todos lados.


Que vienen los zylonnn !!!

Anónimo dijo...

¡Que grande es Japón (y los japoneses)! :)




¡Ay madre, que de letras!
¡Tengo miedo!



Buuuuuuuuuurp!