martes, 7 de agosto de 2007

Chiribiribi porompompón

Pues nada nada, que sigo con la historia del


Fin de semana en la playa en Japón

Empezamos bien. Un cartel que te dice que si hay terremoto, hay tsunami, y que corras!. Y nosotros durmiendo en la playa!

Estábamos por Enoshima, que me fui todo sólo porque no podía dormir y (porque soy más raro que las pesetas azules), y además os planté ahí un par de fotos. Seguimos!

Uno va subiendo una cuesta estrecha que acaba donde empiezan unas escaleras. A partir de ahí, se sigue una ruta por templos, piedras talladas con kanjis y leyendas de amuletos y amores imposibles. Como banda sonora tenemos a las cigarras que de tanto oirse ya ni se escuchan, y de compañía, aunque muy lejos, hay docenas de águilas que parecen dejarse llevar por las corrientes de aire.


Es que muy inútil hay que ser para no sacar fotos bonitas con semejante paisaje.

Lo que más me gusta es la cantidad de árboles que hay... predomina el verde, amigos!

Si miramos para atrás, vemos esto.

A Lekesan le dio por hacer lo mismo el mismo día. Unas pocas horas más y nos juntamos allí!!!

Es una isla pequeña, muy pequeña, con una montaña surcada de senderos que te invitan a descubrir rincones que parece que no han sido visitado antes. En cierto modo, dada la hora que era, tuve el privilegio de ser el primero en inaugurar esos ríncones, aunque sólo fuese por un día.

Si encuentras algún objeto cerca de esta escultura, tendrás buena suerte toda tu vida... (no valen piedras)

Uno de estos de echar monedas para rezar. Se ve que la puntería no se derrocha mucho por aquí...

Y entonces se llega a la estatua del dragón, pero un poco más allá está la campana con los candados, aunque si te fijas un poco verás la piedra con forma de Tortuga. No puedo describiros la sensación de estar sólo en un lugar como ese...

Pero lo que si puedo contaros es la historia del dragón de cinco cabezas, que resulta que era más malo que JR cabreao y con almorranas, y el tío se dedicaba a atormentar a las buenas gentes de Kamakura y alrededores, guindándoles, además, a los niños (para comérselos, digo yo!). Y en éstas que hubo un terremoto enorme y apareció la isla de Enoshima. El dragón que era un poco rarito, va y se enamora de la isla (¿tendríán islodragones si cuajase el tema?...), pero Enoshima que sabía las que liaba el dragón le dio cocos (que no calabazas, que para eso es una isla).
Entonces nuestro amigo el cabrón del dragón se arrepintió de todas las que había preparao, y se apuntó a ser bueno. La isla, al ver el esfuerzo que había hecho, accedió a casarse con el elemento este.

Aquí un dragón, que tiene cuatro cabezas menos que en la historia esta (que tampoco me la creía yo mucho...)

Esta historia tan rara, porque mira que es rara, sirve para que en Enoshima haya una campana que la recuerda, y además a las parejas les ha dado por colgar de allí un candado con sus nombres que simboliza su unión para siempre:

Cosa bonita, curiosa, emocionante...

Es una sensación extraña pensar que cada uno de los cientos de candados pertenece a dos personas que un día decidieron venir hasta aquí para hacer esto...

Aunque claro, como todo, hay quien saca tajada.

Y si sigues andando, empiezas a bajar y acabas llegando de nuevo al mar. En esta parte, a la gente le da por pescar, y la verdad es que me parece uno de los sitios más tranquilos que he visto por aquí para hacerlo.

Sssss, no hacer ruido, que no pican!

Se vuelve por el mismo camino, pero es curioso descubrir que se han pasado muchas cosas por alto. Supongo que, a pesar de lo pequeña que es, si uno fuese durante una semana seguida seguro que se ve cada día algo nuevo:


Esto me dio rabia, mira tu por donde. ¿No podía ser un restaurante de sushi?

Aunque bueno, me pusieron a gordo cabrón en el escaparate y me alegraron la mañana.

Efectivamente, eran de verdad. Lentas como la Feve en invierno, pero vivas al fin y al cabo.

Con babero, para que no se le caigan las babas de piedra y hagan un esguince a alguien.

Tablillas con deseos alrededor de dos árboles atados con una cuerda.

Ahí abajo, además, hay cuevas. Hay una muy grande, pero estaba cerrada...

En algo os he mentido, y es que a pesar de ser las tantas de la mañana, no estuve sólo del todo...

4 Ikucomentarios by la patilla
MeriScubi dijo...

Precioso... ves? por estas cosas me dan ganas de hacer un viaje tan largo :) Gracias por compartir estos paisajes tan bonitos :)

Beti dijo...

Gracias por el reportaje! precioso!!! De verdad, creo que nos has hecho pasearnos a todos por allí, a tí te tenía que pagar el turismo japonés, cagüen la lexe.

Anónimo dijo...

Creo q es lo mejor que nos has mostrado. Me ha parecido una isla maravillosa, la foto del perro de piedra con el babero me ha hecho mucha gracia, hay que ver, creo q tienes madera de periodista... quizas deberias pensartelo, eh!!!

MeriScubi dijo...

Y te quejas de que hubiera un bar de pizzas... pues a mi lo que me ha dejado alucinada es que no te encontraras con un McDonald's o un Burrikín, que parece que estan en todas partes....




¡Ay madre, que de letras!
¡Tengo miedo!



Buuuuuuuuuurp!